viernes, 12 de septiembre de 2008

La espera

Ella esperaba, sentada en una mesa de bar. Por momentos observaba lo que ocurría a su alrededor. Sentada al lado de una ventana, se encontraba una pareja; se miraban a los ojos con embeleso y de a ratos reían, quizás de la propia cotidianeidad. En el otro extremo, un joven leía lo que parecía un apunte de estudiante, de vez en cuando subrayaba con un marcador. Quienes más llamaban la atención eran dos mujeres, una de ellas con su rostro desencajado, cada tanto alguna lágrima corría por sus mejillas. El mozo caminaba ágilmente intentando complacer a los clientes, mientras la máquina de café expreso trabajaba ruidosamente. Todo formaba parte de este escenario, en donde la protagonista seguía siendo ella, la que esperaba. Era atractiva, su cabello oscuro enmarcaba un rostro con facciones bien definidas. Resaltaban sus ojos, extremadamente expresivos, se la veía por momentos expectante, en otros abatida, pero sin lugar a dudas esperaba. El tiempo pasaba, y su mirada parecía perderse en un punto imaginario. Una y otra vez recorría el espacio físico, pero también escudriñaba en su mente y en sus emociones.
El tiempo pasaba y por la ventana el sol calentaba; la tormenta arreciaba; el viento soplaba; las hojas de los árboles caían. Y ella ya no estaba. Finalmente dejó de esperar y corrió al encuentro... de la vida.
Sandra Zárate

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